«Nuestra identidad es un asunto histórico y no un acto de la voluntad. Que la identidad es el resultado de una historia quiere decir que no es el resultado de una acción consciente, de un plan para conseguir precisamente ese producto. Las peculiaridades históricas resultan de la interferencia de intenciones muy diversas», recuerda en este artículo el catedrático de Filosofía Política Daniel Innerarity.