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En esta divagación estival el autor centrándose en el libro de Mathieu Delahousse, «Justice, le ministère infernal», Flammarion, 2009, reflexiona sobre las peculiaridades de esta cartera ministerial. La especial naturaleza del ministerio de Justicia le hace singular entre los demás miembros del gabinete de Gobierno, se espera que administre, que este informado y al mismo tiempo mantenga una indefectible neutralidad en la marcha de los asuntos judiciales. ¿Es una tarea imposible? Este carácter híbrido es común a todos países del continente. La Justicia da nombre a un ministerio a caballo entre dos poderes del Estado, encontrando peculiaridades que pasan en general desapercibidas, como la corta duración del mandato de sus titulares; el poder blando de este ministerio, tan poco ejecutivo; la vulnerabilidad ante eventualidades ajenas a sus competencias, pero letales para su titular; y, finalmente, el ministerio de Justicia como canto del cisne de una carrera política prometedora.
