El modelo tradicional de liderazgo, en el que primaban directivos con un perfil gestor del orden y el control, está quedando obsoleto en un mundo marcado por la incertidumbre constante. En este nuevo marco, se impone un perfil de líder capaz de orientar, tolerar, demostrar interés y prestar una sensible atención a las personas. Dirigentes ejemplares, cuyo comportamiento respetuoso fomente que la gente desee hacer aquello que se requiere para alcanzar los objetivos marcados.