Ana María Castro Franco
La trasposición de la Directiva 98/59/CE al ordenamiento español, si observada a través del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, permite descubrir notables desajustes en aspectos esenciales de su regulación. El contraste entre cuanto han venido entendiendo el legislador y la jurisprudencia españoles y cuanto rectifica el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, obliga a afrontar los tres elementos nucleares del despido colectivo: numérico, temporal y causal. Revisitar, utilizando la metodología de Derecho Comparado, conceptos e instituciones clásicas que aquí cobran nuevo sentido, como son las de centro de trabajo, empresa o grupo de empresas, dies a quo y ad qué en el cómputo de los plazos, conformación de la prueba documental en los procedimientos administrativos o implicaciones del principio de buena fe en la negociación colectiva.
De la mano de la doctrina jurisprudencial europea, el recorrido está llamado a culminar con una propuesta de nueva redacción en algunos apartados del artículo 51 del Estatuto de los Trabajadores (ET) que, o enmiendan su tenor, o lo completan de manera adecuada, en aras de una adecuada sincronía formal que facilita, al tiempo, el ajuste material a las peculiaridades del entorno productivo español.
The transposition of Directive 98/59/EC into Spanish law, if observed through the Court of Justice of the European Union, reveals notable imbalances in essential aspects of its regulation. The contrast between what has been understood by the Spanish legislator and case law and what has been rectified by the Court of Justice of the European Union, makes it necessary to face the three core elements of collective dismissal: numerical, temporary and causal. Revisiting, using the methodology of Comparative Law, classic concepts and institutions that here take on new meaning, such as the work center, company or group of companies, dies a quo and ad quem in the computation of deadlines, conformation of documentary evidence in administrative proceedings or implications of the principle of good faith in collective bargaining.
In line with European jurisprudential doctrine, the process is set to culminate with a proposal for a new wording of some sections of Article 51 of the Workers’ Statute (ET), which either amend its wording or complete it in an appropriate manner, in the interests of an adequate formal synchrony that facilitates, at the same time, the material adjustment to the peculiarities of the Spanish productive environment.