En este artículo se examina la capacidad de las ONG para empoderar colectivamente a los trabajadores en las redes de producción globalizadas, ejerciendo presión sobre las multinacionales para poner en marcha programas de elección de comités de empresa en las fábricas. La investigación empírica realizada entre 2012 y 2019 en el sur de China muestra que se logró movilizar a los trabajadores y potenciar su capacidad de acción, pero la continuidad de los programas se vio frustrada por la desigualdad estructural del sistema productivo, la falta de protección institucional de los representantes electos y el endurecimiento del régimen.