La evolución de la tecnología no cesa y, con ella, tampoco lo hacen el aumento y el desarrollo de la ciberdelincuencia. En concreto las modalidades de delincuencia más grave se están refugiando en las ventajas que ofrece el ciberespacio frente al medio offline. En este sentido, en el marco de los procesos penales surgen cada vez más dificultades que obstaculizan el trabajo de las autoridades policiales y judiciales encargadas de la investigación y enjuiciamiento de estas tipologías delictivas. Debido al carácter transfronterizo de las investigaciones tecnológicas complejas y a la volatilidad de las pruebas electrónicas se apuesta por reforzar la conservación y entrega de este tipo de evidencias a través de un Reglamento europeo. Una propuesta de Reglamento que se presenta como complemento a instrumentos preexistentes y referente para el desarrollo de normativa en el futuro, considerando el devenir tecnológico.