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Miguel Angel Tenas Alós
En los últimos años, la venta de automóviles eléctricos ha ido aumentando de manera significativa en el continente europeo, especialmente en los países nórdicos, algunos de los cuales incluso han planteado ya la retirada de incentivos a la adquisición de vehículos con estas mecánicas. Dicho aumento en las cifras comerciales tiene, no obstante, mucho de artificial, pues no es tanto la libre decisión del comprador, sino la aplicación de normativas cada vez más restrictivas con los automóviles de combustión interna, como la adopción de beneficios fiscales para los vehículos eléctricos o híbridos, o la prohibición de acceder a determinadas zonas de los núcleos urbanos para los vehículos de mecánica más tradicional pero, especialmente, con la prohibición de venta de automóviles de combustión a partir del año 2035 en territorio europeo. Los supuestos beneficios de los automóviles eléctricos son conocidos por todos —una teórica mayor ecología y reducción de la contaminación, menores niveles de ruido o mecánica más sencilla, entre otros—, pero poco se están analizando los más que probables problemas que implicarán los automóviles híbridos o eléctricos. Por tanto, resulta necesario realizar un repaso a estas cuestiones.
