Luis Arenas
A pesar del escaso eco que las contribuciones de Dewey parecen haber logrado en el campo de la lógica, la ampliación que ha sufrido la disciplina lógica en la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del siglo XXI puede considerarse en muchos sentidos una confirmación de las ideas de Dewey en torno al papel de la lógica en el conjunto del saber. La lógica, en el preciso sentido que Dewey otorga al término, ha sido la preocupación constante del recorrido intelectual de Dewey y es la cima que corona su proyecto de una naturalización de la filosofía. En el caso de la lógica, ese proyecto pasa por mostrar en qué sentido las formas lógicas surgen en la operación de investigar y se ocupan de controlar la investigación para que esta pueda producir aserciones garantizadas. Lo que tendrá como consecuencia asumir el carácter empírico de los principios lógicos y una reformulación radical del problema clásico de la verdad.
Despite the scant echo of Dewey’s contributions in the field of Logic, the development of Logic during the second half of the twentieth century and during the twenty-first century can be considered a confirmation of Dewey’s ideas about the role of logic in relation to knowledge. Logic, in the precise sense that Dewey gives the term, has been the constant concern of Dewey’s philosophy and is the pinnacle that crowns his project of a naturalization of philosophy. In the case of Logic, Dewey’s project tries to show how logical forms arise in the operation of investigating and are in charge of controlling the investigation so that it can produce warranted assertability. Two consequences follow from this approach, that is, the empirical character of logical principles and hence its naturalization and a radical reformulation of the classic problem of truth.