Elche, España
Ecuador pasó de 17,8 homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes en el año 2009 a 5,6 casos en el 2016. Este hecho inédito en la Latinoamérica le permitió ratificar como medida principal de su desempeño a las cifras de criminalidad violenta y situar a la dimensión subjetiva del delito al margen de su gestión. Este trabajo es el primero en el ámbito ecuatoriano que estudia la confianza en la policía y explora los factores relacionados con esta. Luego de aplicar una regresión logística ordinal en los datos de la encuesta del Barómetro de las Américas (LAPOP)/2018-2019, los resultados sugieren que los niveles de confianza en la policía ecuatoriana podrían mejorar en la medida que esta sea más efectiva para responder oportunamente a las emergencias y resolver los riesgos percibidos de victimización en el barrio, y más íntegra evitando solicitar sobornos a los ciudadanos. La confianza en los medios de comunicación también refleja una relación significativa. No así la victimización delictiva, las altas tasa de asesinatos, la edad y el sexo.
Ecuador increased from 17.8 intentional homicides per 100,000 inhabitants in 2009, to 5.6 cases in 2016. This unusual fact in Latin America stimulates the Ecuadorian Police to ratify homicide rates as the main measure of its performance and to place to the public perceptions of crime and the police outside its management. This article is the first national study in Ecuador that explores trust in the police and examines the factors that shapes public opinion towards the police. We applied an ordinal logistic regression to the survey data of the Latin American Public Opinion Project (LAPOP) 2018-2019. The results suggest that trust in the Ecuadorian police could improve if it is more effective to respond rapidly to emergency calls and to solve high rates of fear of crime perceived in the neighbourhood, and if it is more honest (does not solicit bribes). Also, perceptions of trust in the media reflect a significant relationship with trust. Finally, victimization and high homicide rates did not have any effect on people’s trust towards the police.