La profesionalización de los niveles directivos en la gestión pública constituye un claro indicador de la calidad democrática de las instituciones, por lo que, tras más de 15 años desde la aprobación del Estatuto Básico del Empleado Público, es necesario reflexionar sobre el estado de situación y cuáles deben ser las características en la definición de la Dirección Pública Profesional. Partiendo de una revisión del anémico desarrollo de la figura en los distintos niveles de la Administración y de una visión de futuro, se aborda la contextualización en un escenario general marcado por dos graves crisis, la generada por la pandemia y la derivada de un conflicto bélico en Europa; el papel de liderazgo que corresponde al sector público, y cómo el refuerzo de la dimensión directiva puede contribuir al necesario proceso transformador que, por enésima vez, afecta a la modernización de la Administración pública.