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En muchos países están surgiendo nuevas y más amplias definiciones de la seguridad nacional. El líder del Partido Comunista Chino (PCCh) y jefe del Estado, Xi Jinping, ha ido más allá, concibiéndola como un objetivo en sí mismo. Esta concepción integral de la seguridad nacional se ha convertido en un elemento central de la visión del mundo y del modelo de gobernanza del PCCh. El enfoque quedó patente en el XX Congreso del partido, celebrado en octubre de 2022. El informe de Xi dedicó toda una nueva sección a la seguridad nacional y a la estabilidad social, mencionando el término “seguridad nacional” 28 veces –frente a las cuatro referencias de 2012–, convertida así en la prioridad absoluta.
La marca distintiva de la era de Xi es la explosiva mezcla de confianza y paranoia que caracteriza al PCCh en materia de seguridad nacional. La percepción de amenaza del partido ha aumentado, y teme que fuerzas internas y externas puedan subvertir su control del poder. Se siente asediado por Estados Unidos y por los países occidentales, empeñados en contener a China. Al mismo tiempo, el partido confía cada vez más en su fuerza organizativa e institucional interna, así como en su capacidad para proyectar su poder global, lo que considera que le ayudará a detectar, contener o anticipar las amenazas antes de que causen daños sustanciales.
Esta confianza está basada en su convicción de que China tiene el modelo político más estable y superior: los dirigentes del PCCh han contrapuesto en repetidas ocasiones “el caos en Occidente y el orden en China”, contraste habitual en la retórica en torno a la “victoria sobre el Covid” lograda por la potencia asiática, a pesar del alto perjuicio económico que causan sus políticas de Covid cero. Esta nueva confianza permea las decisiones políticas y ayuda…
