En una época como la que nos toca vivir, sin lugar a dudas, es tan importante el continente como el contenido; el marketing, la información, conceden al sistema lingüístico y semiológico una importancia inusitada, que ya ha sido puesta de relieve por la epistemiología del derecho. Por ello, parece necesaria la superación del significante propio «Letrado de la Administración de Justicia» (antiguo «Secretario Judicial»), ya que el mismo (sobre todo este último), ofrece una visión ya de por sí, capitidisminuida y equivoca que no refleja los verdaderos contenidos de su función, y que es contraria a la verdadera transcendencia, posición y emplazamiento que le corresponde dentro de la organización judicial, los procedimientos y del órgano jurisdiccional. Por ello, es necesario analizar un amplio abanico de expresiones que han ido apareciendo a lo largo de la historia para definir los cometidos y funciones de dicha profesión. La conclusión es que únicamente el empleo del término DIRECTOR JUDICIAL, por su relevancia y significación permitirán un encaje más exacto de sus múltiples funciones y un mayor conocimiento tanto en nuestro entorno, como a su vez, de cara al exterior, por el ciudadano y por el resto de la sociedad.