A partir de 1987 se inicia el proceso de renovación integral en el Centro Histórico de Barcelona. Ciutat Vella presentaba a finales de los setenta una población envejecida que venía siendo sustituida por inmigrantes sin recursos. Altos índices de paro, degradación económica no eran sino el fruto de una parálisis resultado de una planificación urbanística no ejecutada. La creación de Provicesa y un importante nivel de participación de la sociedad civil ha permitido que el ciudadano se identifique con el proceso de renovación, enriqueciendo los diversos programas sectoriales de intervención.