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Victorino Mayoral Cortés
Continúa la dialéctica de un viejo debate: la escuela como servicio público o como empresa privada. El derecho a la educación garantizado a todos los ciudadanos como deber de los poderes públicos o la subordinación de estos a una función meramente subsidiaria, que otorga el protagonismo a la iniciativa privada confesional o no confesional. El centro escolar como espacio dedicado a la educación conforme a un ideario singular cerrado, habitualmente confesional, que prioriza la formación religiosa del alumnado, y especialmente el derecho irrestricto de los padres a elegir formación religiosa financiada públicamente y, de paso, sentenciando sin fundamento la vaciedad del Estado en materia de valores. O, por el contrario, las escuelas públicas como servicio abierto a todos, pluralistas y aconfesionales por su propia naturaleza, socialmente inclusivas, palancas de nivelación y ascenso social en un Estado social y democrático, y formadoras en valores cívicos y éticos compartidos de ciudadanía.
