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La Unión Europea, a raíz de su política de concentración económica y desreglamentación, ha acrecentado su poderío en una escala que entraña para los Estados miembros una progresiva pérdida de soberanía en lo que concierne a la política social, a pesar de que ésta sigue siendo esencialmente la responsabilidad de cada país. Por otra parte, los Estados miembros deben someterse a una política monetaria común y la disciplina presupuestaria que deben esforzarse en aplicar exige una constante reducción de los gastos sociales y una privatización radical de los segmentos públicos de la economía. Esto plantea una pregunta: ¿puede esperarse que la armonización de diversas políticas nacionales en el orden fiscal, social y económico conduzca a una situación en la que la Unión Europea esté en condiciones de hacer suya la libertad de acción que sus Estados miembros han ido perdiendo? A raíz de una competencia interregional creciente, los Estados miembros tampoco pueden dejar de competir entre ellos tratándose de sus sistemas sociales. La idea de una unión social europea, descartada en el pasado como si pareciera producto de castillos en el aire, está adquiriendo visos de necesidad ineludible si se desea asegurar el futuro éxito de la integración europea. Los ciudadanos de la Unión Europea no comprenderán lo que esa unión significa mientras la comunidad de naciones no se haya dado una base concreta para el desarrollo de una democracia liberadora. Esto sólo será posible cuando todos los ciudadanos de la Unión Europea disfruten de las garantías de la justicia social y de un alto nivel de prestaciones de la seguridad social. El advenimiento de una constitución europea será otro paso a favor de tal evolución. Sin embargo, la adopción de una constitución no constituye un hecho que baste por sí mismo, pues debe servir para poner en movimiento una serie de procesos democráticos. La creación de una unión social genuina exige la adopción de nuevas iniciativas e incentivos por parte de los protagonistas de la seguridad social, entre otros.
