El férreo control de las instituciones impuesto por el presidente tunecino Kais Said durante el último año parece haber sido el simbólico cierre del paréntesis democrático iniciado en el Magreb y el Máshrek en 2011. ¿Pero es definitiva esta glaciación política? A falta de una doctrina ideológica clara y de proyectos económicos viables, las autocracias del mundo árabe tarde o temprano se verán sometidas a nuevas protestas masivas.