El modelo político no era el motivo ni la causa de la crisis que interrumpió en España las décadas de mayor desarrollo que hemos conocido. De igual modo, a la vuelta de media docena de años, ha quedado patente que las críticas al bipartidismo enmascaraban una clara intencionalidad que muchos sospechábamos al escucharlas en todos esos aspirantes a vicepresidentes. Los últimos tres años, sobre todo, han puesto de manifiesto la importancia que tiene disponer de un modelo político que garantice la formación de gobiernos, pero de gobiernos lo suficientemente fuertes y estables para adoptar las medidas y decisiones que las circunstancias y la situación requieran.