Rafael Simancas Simancas
Es necesario defender el parlamentarismo porque es la manera democrática de regular la convivencia. Tiene defectos, pero sus defectos son menores y mucho menos graves que los propios de todas las demás formas que se han ensayado para regular la convivencia. Y porque el parlamentarismo, la democracia en suma, no es invulnerable, sino que recibe ataques duros y constantes, sobre todo por parte de aquellos que cuentan con otras vías, otras capacidades y otros poderes -no democráticos casi siempre- para determinar qué intereses prevalecen y cómo se ha de regular la convivencia.