En nuestra realidad social aparecen nuevas formas de convivencia, siendo una de ellas, las comunidades de ayuda mutua. Aunque en principio esta forma esta pensada para la protección de las personas mayores, dado el incremento de edad de vida de la población y con ello aumento de personas que viven aisladas y en soledad, nada obstan para que se puedan constituir estas comunidades con otro tipo de personas; como pueden ser parientes colaterales que por diversas circunstancias decidan vivir juntos, o amigos y compañeros que por cualquier circunstancia les resulte mejor compartir una vivienda. En definitiva, al amparo de este tipo de relación se abre un amplio abanico de posibilidades de convivencia.