Sicilia, encrucijada de culturas en todas sus épocas históricas. La isla, localizada en el centro del Mediterráneo, ha sido siempre, por milenios, un lugar seguro, permanente o de tránsito, frecuentado y conquistado por pueblos de distinta extracción geográfica. Esta circunstancia ha hecho que la cultura local fuese, en cada momento, el resultado específico del encuentro de una multiplicidad de usos y tradiciones que, inevitablemente, han ido dejando su huella. Los procesos de ocupación territorial y asentamiento humano, sea rural o urbana, son una expresión material o física, de culturas en relación con estos fenómenos. Por este motivo, no es posible identificar un modelo urbanístico único para cada época histórica, sino una variedad de expresiones o invariables arquitectónicas y urbanísticas, que le confieren una estructura y forma peculiarmente sicilianas. Hablar de urbanismo en la Sicilia anterior al siglo IV d.C., significa analizar un gran número de casos ejemplificativos, algunos de los cuales con rasgos excepcionalmente únicos en el mundo. En este artículo nos limitaremos, sin embargo, solo a resaltar los rasgos de los ejemplos más significativos de ciudades y protociudades de cada gran período analizado: griego arcaico, clásico y helenístico, grecorromano, y romano imperial, más o menos conocidos en la literatura urbanística clásica, pero demostrativa, al mismo tiempo, de una cultura específicamente «siciliana», con principios y direcciones propias, tanto en las plantas de los edificios (residenciales y públicos), el viario, la trama urbana en su integridad, o el paisaje urbano entonces percibido.