La pericial informática se ha convertido en la prueba reina en cualquier procedimiento judicial. No existe, prácticamente, procedimiento judicial, en el que no se aporte una evidencia informática y, si es puesta en duda su autenticidad y/o integridad o, precisamente, para evitar esta puesta en duda, se aporte una prueba pericial informática. Correos electrónicos, mensajes de WhatsApp o de otras redes sociales como Facebook, Instagram, etc., fotografías, vídeos, sistemas de software mal construidos, fugas de información empresarial, suplantaciones de identidad, phishing, estafas, espionaje industrial, etc. Existen multitud de situaciones en las que será necesaria una prueba pericial informática.
Sin embargo, no siempre se recurre a un perito informático con titulación oficial, bien por desconocimiento de la parte que lo solicita, bien porque los intervinientes en el proceso judicial creen realmente que la persona que se hace llamar perito informático y que actúa en el procedimiento, en realidad, debería serlo, siendo que, en demasiadas ocasiones, ocurre que no lo es. En los últimos años han proliferado asociaciones privadas, al margen de los Colegios Profesionales, que dan cobijo a todo tipo de intrusos que, sin titulación oficial y únicamente con cursillos privados, se valen del desconocimiento existente sobre el sector, para aprovecharse y estafar a justiciables, letrados, fiscales y jueces.