En las últimas décadas hemos asistido a una transformación integral del sistema comunicativo. La adaptación a Internet, la multiplicación e hiperconectividad de dispositivos receptores así como como la progresiva digitalización de los medios, sus procesos de producción y distribución, han propiciado cambios radicales en los contenidos y su recepción, pero también en la morfología del sistema mediático y sus profesionales.