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Analizan los autores en el presente artículo, desde un prisma psicológico-jurídico, la discriminación actual real existente entre hombres y mujeres, con exposición de ejemplos fácticos y las diferencias existentes ya no legales, que no las hay (especialmente desde la importante LO 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres), sino de la cotidianidad, del día a día, con las graves consecuencias tanto físicas como emocionales y psicológicas para la mujer. Hacen una interesante propuesta sobre la creación de Asesores de Género —ya existente en nuestras Fuerzas Armadas— tanto en la Administración pública (central, autonómica y local) como en el sector privado, de tal suerte como los existentes en protección de datos, de protección de los derechos de los trabajadores y, la más reciente, de prevención de comisión de delitos en una empresa (los programas de compliance), cuya función esencial sería encargarse de proporcionar orientación y asesoramiento en materia de perspectiva de género para evitar —o, al menos, resaltar y poner impedimentos— a esta execrable discriminación(*).
