Las minas de potasa de Alsacia –única instalación francesa de soterramiento profundo de residuos– albergan desde hace veinte años productos inflamables y potencialmente peligrosos para la capa freática, contrariamente a las garantías que se dieron en un principio. Y lo que es peor: el Estado prometió una reversibilidad de la cual hoy reniega por todos los medios.