La catástrofe humanitaria que está provocando la invasión de Rusia a Ucrania, una guerra en territorio europeo en pleno siglo XXI, tiene cifras escalofriantes. Solo el primer mes desde que el 24 de febrero Rusia comenzara sus ataques, 4,3 millones de niñas y niños, es decir, más de la mitad de la población infantil total del país -que se estima en 7,5 millones-, han tenido que huir de sus hogares. De esos 4,3 millones, 1,8 han cruzado las fronteras con los países vecinos como refugiados, y 2,5 millones son desplazados internos dentro de Ucrania. Estamos ante uno de los desplazamientos de niños y niñas a gran escala más rápidos desde la Segunda Guerra Mundial. Un macabro hito que podría tener consecuencias duraderas en las generaciones futuras.