Maurice Lemoine
Decidido a obtener la liberación de Ingrid Betancourt, prisionera desde febrero de 2002 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Nicolas Sarkozy dialogó, a comienzos de mayo pasado, con su homólogo colombiano Álvaro Uribe. A petición –al parecer– del presidente francés, y con el propósito de obligar a la guerrilla a un “intercambio humanitario” bajo condiciones impuestas por su Gobierno, Uribe tomó entonces una decisión espectacular: liberó a Rodrigo Granda, considerado el “Ministro de Relaciones Exteriores de las FARC”, a quien sus servicios secretos habían secuestrado clandestinamente en Caracas hace dos años y medio.
El 19 de junio pasado, Granda fue autorizado a viajar a Cuba “para realizar gestiones en favor de la paz”. Desde entonces, se ha negado a establecer cualquier contacto con la prensa internacional, con una sola excepción: Le Monde diplomatique. En su residencia secreta de La Habana, Granda recibió a nuestro jefe de redacción, a quien confió, en exclusiva mundial, su análisis de los recientes acontecimientos.