La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto económico significativo en todo el mundo, mucho mayor que durante la crisis financiera mundial de 2008-2009. A mediados de 2021, el Producto Interior Bruto (PIB) mundial superó su nivel previo a la pandemia, pero la recuperación ha perdido impulso y sigue siendo muy desigual, con resultados sorprendentemente diferentes entre países, sectores y grupos demográficos. Dada la recuperación mundial desigual e incompleta, los gobiernos deben mantener políticas de apoyo y flexibles que puedan adaptarse a la evolución económica y que mejoren las perspectivas de un crecimiento sostenible e inclusivo.