El 9 de marzo, los surcoreanos elegirán al sucesor del presidente Moon Jae-in, que no puede optar a la reelección. Sus cinco años al frente del país se han caracterizado por unos esfuerzos sin precedentes por mejorar las relaciones intercoreanas que, sin embargo, no se han materializado en acuerdos concretos. En el ámbito nacional, el aumento del precio de la vivienda y el endeudamiento de los hogares se encuentran en el centro de la carrera por la sucesión.