“La logística es la bola y la cadena del arma acorazada”. Hoy esta afi rmación de Heinz Guderian, inspector del arma acorazada alemana en la Segunda Guerra Mundial, sigue plenamente vigente.
Un vehículo acorazado para cumplir sus misiones necesita una potente red de apoyo logístico. Estas soberbias máquinas precisan un municionamiento continuo, un suministro de ingentes cantidades de carburante distribuido a pie de carro. Sus tripulantes necesitan tener garantizada la mejor asistencia sanitaria, no les pueden faltar las raciones de comida y agua sufi ciente para no deshidratarse. Las vitales piezas de repuesto y un servicio de mantenimiento efi ciente son otros elementos imprescindibles.
Si algo de esto falla la progresión de las unidades acorazadas se interrumpirá aunque la resistencia enemiga no los detenga.