La recuperación económica de China tras la crisis del Covid-19 ha aumentado su dependencia de la demanda externa, ya que tanto el consumo como la inversión en el interior siguen siendo débiles. Esto podría entrar en conflicto con la llamada estrategia de “doble circulación”. Esta, fundamental en el XIV Plan Quinquenal, representa básicamente el intento de China de aislar el mercado interno del resto del mundo, eliminando cualquier cuello de botella, ya sea de recursos naturales o de tecnología, para que el país integre de manera vertical su producción y logre la autosuficiencia gracias al enorme mercado nacional.
En cuanto a los recursos naturales, la escasez de energía y metales para las necesidades de la demanda de China solía considerarse su talón de Aquiles. Pero se han tomado medidas rápidas para minimizar este posible cuello de botella. De hecho, durante los últimos años, China ha invertido cantidades ingentes para controlar los recursos petrolíferos y metálicos, pero también el litio, el cobalto y los elementos de tierras raras claves para las nuevas tecnologías. Esto explica la carrera de compras de empresas energéticas y mineras a nivel mundial, así como el impulso de nuevos intercambios comerciales en el marco de la estrategia de la nueva Ruta de la Seda (la Franja y la Ruta o BRI, por sus siglas en inglés).
Más allá de asegurar el suministro de recursos externos y subvencionar su uso, China está empezando a proteger el uso interno de dichos recursos, en línea con la estrategia de “doble circulación” destinada a apoyar primero la economía interna. Un ejemplo es la reciente eliminación de la rebaja fiscal a la exportación del mineral de hierro, cuyos precios han aumentado de forma notable.
El segundo objetivo de la búsqueda de la autosuficiencia de China es la tecnología. La República Popular ha superado a muchos países en cuanto a capacidad tecnológica al invertir grandes sumas en investigación y desarrollo. De hecho, el gasto en I+D de China como porcentaje del PIB ya ha superado al de la Unión Europea en promedio, aunque sigue siendo inferior al de Estados Unidos. En varios sectores, como el 5G o la Inteligencia Artificial, China parece estar a la vanguardia tecnológica. Pero no es el caso de los componentes clave que hacen posible la mayoría de estas tecnologías: los semiconductores. Este es sin duda el cuello de botella más importante para el sueño de autosuficiencia de China. Hoy las de semiconductores ocupan el primer lugar entre las importaciones chinas, por encima de las de petróleo. Además, el país se encuentra muy atrasado en la producción de semiconductores de alta gama o en la entrada en el extremo más alto de la cadena de suministro de semiconductores…