Javier Parrondo
Asia es hoy un continente de oportunidades del que no puede estar ausente ningún país que pretenda ejercer algún protagonismo en las dinámicas globales contemporáneas. La emergencia de Asia en pleno siglo XXI, al que muchos han bautizado ya como el “siglo asiático”, es una evidencia. Actualmente, en torno al 60% de la población mundial vive en el continente asiático, y este concentra cerca del 50% del crecimiento económico y alrededor del 34% del PIB mundial en términos reales. Además, de entre las 20 mayores economías del mundo, cinco son asiáticas: China, Japón, India, Corea del Sur e Indonesia.
Con este escenario de fondo, en noviembre de 2021 Casa Asia cumple 20 años. El aniversario nos permite hacer balance de cuál ha sido su contribución al acercamiento entre Asia-Pacífico y España, pero también sentar las bases de lo que habrá de ser la Casa en el futuro, para seguir a la vanguardia del conocimiento sobre dicho continente, para ser una ventana abierta a Oriente en toda su diversidad, y para seguir creando redes que nos acerquen mutuamente.
Cuando Casa Asia se crea en noviembre de 2001 a través de un acuerdo entre el ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona, al que en 2007 se unió el Ayuntamiento de Madrid, no solo nacía la principal institución de diplomacia pública en España con esa región, sino que al mismo tiempo se reafirmaba la vertiente asiática de nuestra política exterior, que contó a partir de ese momento de mayor contenido y profundidad.
Esta constatación del auge de Asia comenzó a ser cada vez más evidente a finales del siglo XX, e hizo que algunos gobiernos occidentales se replantearan sus relaciones con el continente y establecieran una nueva orientación a su política exterior. A partir de la década de los noventa, la Unión Europea y sus Estados miembros comenzaron a ser conscientes de la necesidad de participar en las transformaciones que se producían en Asia y del riesgo de quedar relegados frente al ascenso de China y los procesos de integración transpacíficos. El cambio de paradigma se inició en Alemania en octubre de 1993 con la aprobación de un documento de estrategia, el “Asien-Konzept”, que ponía las bases de un nuevo enfoque hacia Asia, con un claro énfasis en el fomento de las relaciones económicas con China. Acto seguido, la Comisión Europea publicó en 1994 el documento “Towards a New Asia Strategy”, en el que proponía la adopción de una estrategia renovada de la UE hacia el continente, acorde con su extraordinario crecimiento económico, y que fuera más allá de las cuestiones comerciales y la cooperación al desarrollo, en torno a las que había girado hasta entonces la relación bilateral. A continuación, varios países europeos, entre ellos España, iniciaron una reflexión similar…