Yael Tamir
En las últimas décadas, la palabra “nacionalismo” cayó en desgracia. Para las élites en Occidente, es un impulso iliberal, divisivo y peligroso que merece escepticismo y aun desdén. Ahora, pensadores como Yoram Hazony opinan que es injusto culparlo de alentar el odio y la intolerancia.