Alejandro Zamudio Realpe
Este texto se construye a partir de algunas observaciones con las cuales se piensa la conversación como una práctica que fomenta la interacción y el reconocimiento ético entre humanos. En tal caso, el propósito de esta reflexión no será conducir al lector a que piense la conversación como una característica del lenguaje humano, sino que considere que la conversación es un acto pedagógico en virtud del cual se puede fortalecer nuestra preocupación por sí mismos y la cohesión social con el otro. Para esbozar los alcances de este argumento, se tomarán algunos comentarios de la vida Sócrates, sobre todo aquellos en los que se exalta la conversación como un ejercicio que le permitía interpelar a los ciudadanos de Atenas a ocuparse de sí mismos, de su alma. Se verá entonces que para Sócrates la conversación es la herramienta con la que es posible educar a los hombres a ser ciudadanos virtuosos o excelentes. Desde esta perspectiva, este ensayo pretende dos cosas: 1) que en la conversación el objetivo no es imponer ideas o verdades, sino que fomente el descubrimiento de sí mismo, el debate racional o la mesura; y 2) que por excelencia la conversación es el acto político en virtud del cual los hombres se hacen conscientes de la importancia que tienen como ciudadanos y lo trascendental que resulta para la ciudad dichas prácticas.
This text is constructed from some observations from which conversation is thought as a practice that promotes interaction and ethical recognition among humans. In this case, the purpose of this reflection will not lead the reader to think of conversation as a characteristic of human language, but to consider conversation as a pedagogical act by virtue of which we can strengthen our concern about ourselves and social cohesion with others. To outline the scope of this argument, we will take some comments from Socrates’ life, especially those in which conversation is exalted as an exercise which allowed him to challenge the citizens of Athens to take care of themselves, of their soul. Then it will be shown that for Socrates conversation is the tool with which it is possible to educate men to be virtuous or excellent citizens. From this perspective, this essay aims two things, first, that in conversation the objective is not to impose ideas or truths, but to encourage self-discovery, rational debate or moderation; and second, that conversation is par excellence the political act by virtue of which men become aware of the importance they have as citizens and how transcendental are such practices for the city.