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Los antropólogos en los momentos de «cambio de milenio» están avocados a retornar a sus permanentes intereses en la evolución social y cultural a largo plazo y a las cuestiones relativas a los procesos de humanización y deshumanización en las relaciones humanas a lo largo del tiempo. Plantean preguntas acerca de la justicia distributiva en el mundo y sobre la polarización del potencial humano. Al mismo tiempo que son cantos acerca de la política de la naturaleza humana y dada la diversidad de los modos de vida humana, acerca de la posible utilización interesada de definiciones elementales, filosóficas, o de otro tipo, de la naturaleza humana, los antropólogos plantean preguntas sobre las realizaciones y fallos de nuestro potencial humano, es decir, sobre la realización cultural y acerca de la des-culturización. La antropología no es una disciplina especulativa sino que, por encima de todo, se basa en el trabajo de campo y durante el último siglo y medio ha aportado conocimiento acerca de cientos de diferentes formas de vida. Es un conocimiento de la dinámica de la diferenciación en los asuntos humanos y de las consecuencias positivas y negativas de esto. La antropología persigue incrementar en el mundo el «nivel de confort» con la diferencia y, frente a los absolutismo, mantener un cierto «relativismo» respecto a la diferencia.
Palabras clave: Evolución social y cultural, humanización-des-humanización, dinámica de diferenciación, la política de la naturaleza humana, construcción simbólica de la cultura, polarización del potencial humano, relativismo y absolutismo.
