El reciente crecimiento en la comunidad internacional de los Derechos Humanos lleva consigo la necesidad de reflexionar sobre su único fundamento: el antropológico. Aspectos inherentes a la persona humana como la dignidad, la libertad y el amor nos muestran en sus conceptos y su sentido integral, elementos que superan la relativización (y sus reduccionismos) del ser humano, y al mismo tiempo representan para el derecho el horizonte a una mejor comprensión del fundamento y de su sentido último.