Jaime Segalés Fidalgo
1. PRESENTACIÓN.
El escenario de excepción en el que vivimos por causa de la pandemia ha venido propiciando manifestaciones de toda especie, resultando especialmente destacables las declaraciones hechas por Christa Schweng, Presidenta del Comité Económico y Social Europeo (CESE), quien habría admitido la posibilidad de discriminar para el empleo a aquel trabajador que hubiera rechazado someterse al tratamiento vacunal frente a la COVID-191. Como premisa mayor en justificación de la anterior afirmación, la austriaca sostuvo que “como empresario puedo decidir con quién firmo un contrato”. Afirmación ésta que, si bien resulta plausible en términos generales, debe admitir ciertas excepciones dentro de un sistema democrático de relaciones laborales.
Las importantes consecuencias económicas determinadas por la interrupción de la actividad económica por razón de la pandemia estarían estimulando la acogida de cualquier horizonte que, en términos de aparente razonabilidad, asegure un retorno al punto de partida. A este punto, las continuas manifestaciones hechas por Jefes de Gobierno, así como por representantes de instancias supranacionales, equiparando la irrupción de vacunas con recuperación de la normalidad (pese a las manifestaciones de la OMS2), habrían desembocado en un debate acerca de la necesidad de establecer programas de vacunación masivos, tan pronto las farmacéuticas implicadas dispongan de un número suficiente de unidades.(...).