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El 7 de diciembre de 2020 se adoptaron la Decisión y el Reglamento que configuran el nuevo Régimen Global de Sanciones por violaciones y abusos graves de los derechos humanos. Con este nuevo marco normativo, la Unión Europea se dota de un instrumento más especializado y flexible, como ya habían hecho otros actores internacionales previamente, para poder reaccionar con medidas restrictivas ante situaciones de violaciones o graves abusos de derechos humanos independientemente del lugar del mundo donde tengan lugar. Desde el punto de vista de la técnica normativa tan particular que caracteriza a los textos que crean regímenes de sanciones, destaca el esfuerzo para determinar un elemento objetivo amplio centrándose en las violaciones de derechos humanos más relevantes. Así, se deja a un lado otro tipo de conductas reprobables como la corrupción cuyo tratamiento se muestra más propicio a ser abordado con otro tipo de herramientas. También la determinación del elemento subjetivo de manera extensiva permite poder dirigir estas medidas contra aquellos que influyan de diversas formas en la situación sobre la que se quiere actuar. Este novedoso marco de sanciones presenta, pues, un claro valor añadido que, entre otras virtudes, aporta un enfoque más especializado en el uso de las medidas restrictivas para apuntalar la promoción y protección de los derechos humanos, así como permite diseñar y llevar a cabo una PESC más cercana a los ciudadanos y otros actores de la sociedad civil. Si bien, el desarrollo de este régimen de sanciones también podrá verse expuesto a diferentes riesgos de los que habrá que salvaguardarse con el objetivo de que este nuevo marco pueda servir a sus fines de la mejor manera y contribuir a la eficacia de la Política Exterior de la UE.
On December 7, 2020, the Decision and Regulation that constitute the new Global System of Sanctions for violations and serious abuses of Human Rights were adopted. With this new regulatory framework, the European Union is endowed with a more specialized and flexible instrument, in line with recent practice of other international actors, that allow it to react with restrictive measures in situations of gross human rights violations and abuses regardless of their geographical context. From the point of view of the very peculiar legal technique, such as the one that shapes the texts of sanctions regimes, it is worth highlighting the effort made by policy-makers to establish a broad objective element that focuses on the most relevant human rights violations. In doing so, it leaves aside other types of reprehensible conducts such as corruption, which can be better addressed with other types of tools. Furthermore, the assessment of the subjective element in an extensive way allows to target those who really influence, in many different ways, the situation to be addressed. This novelty sanctions framework thus presents a clear added value that, among other virtues, provides with a new and more specialized approach to the use of restrictive measures to underpin the promotion and protection of Human Rights. It also enables the design and implementation of a CFSP that is closer to citizens and other civil society actors. However, the development of this sanctions framework may also be influenced by different risks that must be avoided, with the aim that this regime can better serve its purposes and contribute to the effectiveness of the EU Foreign Policy.
