José Francisco Escudero Moratalla
No hay organización perfecta, una organización es un ser vivo, una organización siente, una organización tiene cara e imagen. Y el éxito de la organización es proporcional a los medios materiales y personales que se invierten en ella y al modo en que se dirige y gestiona la misma. La eficacia y la eficiencia no son milagros. Pueden ser el resultado de un esfuerzo tenaz y constante mantenido a lo largo del tiempo por parte de un grupo determinado de operadores. A la vez que presupone la existencia de un equilibrio inestable entre el líder o líderes, directores, organizadores y sus áreas y equipos que tiene como base una comunicación fluida y un intercambio constante de información, documentación y capacidades técnicas y operativas. Y en este contexto, lo principal es el «respeto», el «detalle». El arte de la organización consiste en encontrar la distancia justa, la perspectiva necesaria, el momento preciso, la palabra «perfecta», acertar y a veces errar sin generar miedos, permitiendo el cumplimiento de tareas y objetivos, el desarrollo profesional de los miembros del equipo, y el fomento de las relaciones personales y de tiempos de encuentro y reconocimiento. Es un lenguaje nuevo, como la letra de una canción de la que a veces no entiendes las palabras…