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Aryovaldo de Castro Azevedo Junior
El crecimiento del personalismo político está ligado a la valorización de la comunicación permanente, un proceso de relación entre el actor político y sus ‘stakeholders’ que tiene como objetivo construir una marca personal que trasciende las leyendas partidistas y valora sus acciones como vocero de los valores sociales, valiéndose de posiciones controvertidas que pretenden repercutir en el potencial electorado y la prensa para generar visibilidad, aumentar la memoria e incidir en el escenario electoral. Desde esta perspectiva, el artículo pretende identificar el uso de la desinformación en la campaña presidencial brasileña, con la hipótesis de que las ‘fake news’ influyeron en el contexto electoral y fueron utilizadas como herramienta de comunicación electoral, principalmente en la candidatura de Jair Bolsonaro, líder populista que usó predominantemente llamamientos apasionados por construir su posición de representante conservador capaz de combatir la ideología de izquierda y devolver a la nación a la senda conservadora de la tradición, la familia y la propiedad que serían características inherentes a la mayoría de la población brasileña, un discurso que resultó en la adhesión de casi 58 millones de ciudadanos que votaron por él en la segunda vuelta de las elecciones y lo llevaron a la presidencia de la República en 2018.
O crescimento do personalismo político está vinculado à valorização da comunicação permanente, processo de relacionamento entre o ator político e seus públicos de interesse que objetiva a construção de uma marca pessoal que transcende as legendas partidárias e valoriza suas ações enquanto porta voz de valores sociais, valendo-se de posicionamentos polêmicos que visam reverberar junto ao potencial eleitorado e à imprensa para gerar visibilidade, aumentar a lembrança e influenciar no cenário eleitoral. Sob esta perspectiva o artigo pretende identificar o uso da desinformação na campanha presidencial brasileira, com a hipótese de que as fakes news influenciaram o contexto eleitoral e foram utilizadas como ferramenta de comunicação eleitoral, majoritariamente na candidatura de Jair Bolsonaro, liderança populista que utilizou predominantemente apelos emocionais na construção de seu posicionamento de representante conservador capaz de combater a ideologia de esquerda e retornar a nação à trilha conservadora da tradição, família e propriedade que seriam características inerentes à maioria da população brasileira, discurso que resultou na adesão de quase 58 milhões de cidadãos que o sufragaram no segundo turno da eleição e o conduziram à presidência da República em 2018.
