Carecer de buenos modales no solo es molesto y ofensivo para las personas que tienen la desgracia de convivir con ese tipo de individuos, sino que además tiene unos daños colaterales para la empresa. Este tipo de comportamiento muestra un alto coste financiero y humano, e importantes consecuencias ya que impactan en la salud física y mental de los empleados. Saber cómo prevenir este tipo de situaciones es fundamental para que reine la armonía en la plantilla.