En este artículo se sostiene que el eje de la narrativa de Mario Vargas Llosa gira en torno al poder y sus relaciones con los miembros de la sociedad, entre conspiradores y resignados. A su vez, se propone que la lucha por el poder es consecuencia de la convivencia en una sociedad machista, más específicamente falocéntrica, donde los “machos” buscan perpetuarse en el poder y ejercerlo de manera autoritaria y arbitraria, con referentes sexuales masculinos constantes (desde la erección hasta la castración), mientras que los conspiradores tratan de librarse de ese autoritarismo y ganar, a veces también a través de la violencia, su soberanía, su individualidad y su libertad.
El artículo alude a la teoría de los demonios personales de Vargas Llosa y al exorcismo del tema del padre ausente. Recorre la obra del autor y se centra en la novela que, al parecer, es la más pertinente para comentar ese exorcismo público: La fiesta del Chivo.