El autor aboga por una transformación de la universidad que se concrete, entre otros aspectos, en más y mejor financiación; más personal docente e investigador con reconocibles horizontes profesionales; más autonomía, verticalidad y flexibilidad en la gobernación; mayor adaptación entre oferta y demanda de titulaciones; mayor preocupación por la empleabilidad de los egresados y mayor internacionalización. Y ve necesario que los partidos parlamentarios consensúen sin más dilaciones un Pacto de estado por la enseñanza superior en España.