Gabriela Rossi
En este ensayo presento de modo breve dos líneas generales de recepción contemporánea de la lógica aristotélica, que permiten ubicarla como antecedente de la lógica informal. En primer lugar, tras situar en lo esencial en qué consiste la dialéctica aristotélica, esbozo su conexión con una de las propuestas más influyentes en el terreno de la teoría de la argumentación, la de S. Toulmin. En segundo lugar, tras repasar algunas peculiaridades del tratado aristotélico Refutaciones Sofísticas como un tratamiento de las falacias en un contexto pragmático dialógico, hago un repaso del modo en que las modernas teorías de las falacias, buscando superar los problemas que se presentan a las teorías formales de los argumentos inválidos, reconocen en este tratado una fuente de inspiración, en cuanto allí las falacias son entendidas no como argumentos inválidos considerados de modo descontextualizado, sino como violaciones de las normas que rigen cierto tipo de diálogo argumentativo. Es este mismo espíritu el que inspira los planteos contemporáneos —tanto desde la teoría pragma-dialéctica como de otros enfoques de lógica informal como el de D. Walton— que procuran definir lo falaz desde parámetros que atiendan al contexto de argumentación y sus reglas
This essay shows that the Aristotelian logic can be seen as an antecessor of informal logic, through a brief survey of two general lines of its reception. In the first place, after a characterization of the essentials of Aristotelian dialectic, I outline its connection to one of the most influential proposals in argumentation theory, that of S.
Toulmin. In the second place, I present the Sophistical Refutations as a treatise about fallacies in a pragmatic dialogical context. Departing from the formalistic theories of fallacies, whose problems I succinctly review, modern theories of fallacies go back to that Aristotelian treatise as a source of inspiration, insofar as fallacies are understood there as violations of the rules that govern certain kind of argumentative dialogue, rather than as decontextualized invalid arguments. It is indeed this same spirit that inspires contemporary approaches to fallacies —both the pragma-dialectical theory, and other approaches as D. Walton’s—, that endeavor to define them as incorrect moves in discussion