Acceso usuarios
Murcia, España
En un mundo cada vez más globalizado y donde los cambios se producen con una mayor velocidad existen una serie de riesgos que se deben abordar, o quizás se deberían abordar, por las empresas para defenderse de los estragos derivados de la globalización. Es un hecho que el coronavirus ha desplomado la actividad económica, va a producir, y ya lo está haciendo, una enorme mutación social y que nos deja un futuro incierto fiscal y administrativamente. Ante esta circunstancia, en la cual los peligros son menos predecibles que nunca, parece evidente que una adecuada gestión de los riesgos es fundamental para combatir con los efectos de un mundo global. Las empresas deben analizar no sólo los riesgos internos a los que se enfrentan, además, han de analizar cualquier peligro exógeno que pudiera afectar a la compañía como es el caso del cambio climático o de la actual pandemia. De esta manera, es fundamental que dichos riesgos estén constantemente actualizados, ¿son siempre iguales los riesgos de un año para otro?, ¿son iguales los riesgos del 2019 que los del 2020? En este sentido, la auditoría interna se torna con un mayor protagonismo que nunca. Lo que hay que buscar es gestionar los riesgos con la mayor objetividad y criterio posibles. En el mundo de la auditoría independiente, si bien muchas firmas no estaban plenamente concienciadas de que la planificación de las auditorías a sus clientes era algo primordial, es el momento idóneo para cambiar de mentalidad. Los profesionales de este mundo hemos de reinventarnos, hemos de adoptar un enfoque proactivo, y si queremos subsistir, no lo hemos de ver como una opción más, sino como una obligación, puesto que todo apunta a que después de esta pandemia nada será igual. Lo que resulta evidente es que se tendrá que abogar por una mayor transparencia, puesto que, si no la hay, no habrá confianza, sin confianza no habrá crédito, sin crédito no habrá inversión y, por tanto, no habrá crecimiento. La lógica es simple: la información financiera es un elemento esencial para la intermediación financiera, la inversión extranjera y el desarrollo económico sostenible.
