Marcos Peña Molina
La norma excepcional aprobada con premura y precipitación, lo quiere todo. No sólo se ha dictado para la gestión de los recursos monetarios que desde Europa le correspondan a España para hacer frente a los daños económicos provocados por la pandemia; sino que, además, pretende llevar a cabo una modificación, no de poco calado, de las estructuras administrativas. Para ello, se requiere una adecuada planificación estratégica del personal que va a participar en la gestión, tramitación y decisión en la aplicación de los fondos públicos. Sin el personal adecuado, sin el personal capacitado y bien dirigido, todos los preceptos de la norma sobran. Por ello, se hace necesario ofrecer una interpretación ordenada, organizada e integradora de los preceptos de la norma excepcional, conjuntamente con el resto de la normativa sobre función pública.