Reconocida a fi nales del siglo XIX la importancia militar del ferrocarril, varios países promulgaron la legislación necesaria para que el Ejército, en caso de crisis, tomara el control de este transporte. A fi n de conseguir expertos que pudieran hacer funcionar los trenes militarizados, España mantuvo durante setenta años una escala militar de voluntarios formada por una fracción no despreciable de los em-pleados del ramo.