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Bob Brecher
La respuesta del gobierno del Reino Unido a la pandemia del coronavirus y su dilatado compromiso con el Brexit van de la mano. De hecho, son la muestra fehaciente de una ideología dominante que debe describirse como la combinación tóxica de una nostalgia narcisista desbocada y una visión social del mundo profundamente reaccionaria y darwinista. Las raíces de esta extraña ideología yacen en lo profundo de una excepcionalidad, la inglesa, que es en parte el motor, en parte el legado del Imperio. Es esta excepcionalidad la que permite explicar, si no total sí al menos parcialmente, el Brexit y la reacción del Reino Unido a la pandemia, además de ofrecer argumentos para especular sobre el futuro del Reino Unido.
The United Kingdom government’s response to the coronavirus pandemic and its longstanding pursuit of Brexit go hand-in-hand, testament to a ruling ideology that can best be described as a toxic combination of narcissistic nostalgia on speed and a deeply reactionary social darwinist view of the world. The roots of this bizarre ideology lie deep in an English exceptionalism, in part the engine, in part the legacy, of Empire. It is this exceptionalism that offers an explanation, or at least a partial one, of both Brexit and the UK’s response to the pandemic, as well as a basis on which to speculate about the UK’s future.
