Sin duda, hay razones para preocuparnos por la salud de los océanos, que es como decir del planeta entero porque incluso la vida tierra adentro tiene siempre relación, aunque sea por vía indirecta, con lo que ocurre en los mares. Múltiples amenazas de origen humano han acabado por poner de manifiesto las debilidades de ese entorno natural único porque solo tenemos un planeta, el nuestro. Se impone un cambio de enfoque con vistas a ir remediando lo ya deteriorado y evitar que siga ese proceso; y eso es lo que hoy suele llamarse desarrollo sostenible. No es utópico, pero exige replantearse la forma de desarrollo industrial que hemos venido teniendo desde hace un par de siglos.