Mirar con libertad, se convierte en un reto para muchos niños y niñas que surcan los patios fríos y gigantes de nuestras escuelas. Algo tan sencillo como pasar el tiempo jugando, viene a ser una odisea para los que encuentran en este momento, un punto de soledad, de miedo y de conflicto y es que la soledad social, es un concepto que pocas personas usan y que se repite desde las primeras edades. Viene a definir situaciones que convertimos en cotidianas y que están poniendo de manifiesto la necesidad de una reeducación del sistema y la obligatoriedad de dotar de emociones todo aquello que esté relacionado con el ámbito educativo desde la base.