La trascendencia de un proceso judicial no se encuentra en la existencia misma del proceso sino en lo que ocurre más allá del mismo. Sobre y tras éste se construye una dialéctica de «vencedor-vencido» que no sólo desvirtúa el propósito del recurso jurisdiccional, sino que incluso, en ocasiones, favorece la prolongación del mismo. En un contexto como el actual, en el que la litigiosidad comienza a alcanzar cotas desconocidas, todos los detalles son importantes: también el lenguaje, el discurso que describe la contienda y su solución. La mediación intrajudicial y extrajudicial pueden favorecer un enfoque sociológico del conflicto en el que el enfrentamiento deja paso al «relato del acuerdo».